3 de mayo de 2015

¿Qué y cuánto nos debe reparar la Nación a Corrientes?

De los tres presidenciables con mejores números preliminares (sondeos de opinión), dos en sendas visitas a nuestra tierra, han expresado, primero Sergio Massa, recientemente Daniel Scioli que “Reparan históricamente a Corrientes” dando por sentado, que la Nación posee deudas políticas, sociales, económicas y morales, o para ser más precisos, que posee deudas a secas que podrían englobar o no los tipos o clases de deudas aquí manifestadas, pero que precisamente bien podrían ser el delimitarlas, el definirlas, el suscribirlas; una buena, excelente, necesaria e indispensable tarea de nuestros políticos locales que se referencian con los presidenciables, el poner bajo papel y lápiz qué nos repararán y cómo. Se espera que la visita del tercer presidenciable con chances, no desentone y se exprese también por la reparación, por otro lado, impostergable.

Se puede entender la liturgia electoral, hacer unos mangos con ella, entrar en el vodevil de quién estampo su nombre con mayores luces de neón, o sacarse la foto más cerca, más veces y en diferentes momentos con el presidenciable, hacer circular por lo bajo, que somos los bendecidos, los tocados, los elegidos, por ese capitoste que llegará a Presidente, tantas vinculaciones como la imaginación permita (que fuimos compañeros de la facultad de la mujer, que sacamos un crédito en el negocio de su padre, que nos cruzamos en alguna disco y todas las asociaciones literarias que la creatividad determine) lo que deberíamos trabajar, eso sí, todos juntos y sin distinción de banderías, es que sea quien fuere el próximo presidente, además de “políticamente” poder premiar a quién considere en esta tierra (sea porque lo banco primero, porque lo conoció en la infancia, o por cualquier otro tipo de especulación política, que se acerca bastante a la flexibilidad de las posibilidades literarias mencionadas antes) de tutelar a sus delfines de por aquí y de todo lo que sabemos que ocurre con los cambios de ciclos nacionales, tendrían que lograr nuestros políticos locales, esa preciada lista, en donde al menos se consignen cuatro o cinco aspectos concretos acerca de esa reparación histórica, que sabemos y ahora, al parecer saben, que nos deben.

De lo contrario, en caso  de que llegue X al gobierno, sin haber explicitado o al menos resumido en qué consistía esta reparación, podría perderse esa voluntad política, que es en verdad una deuda histórica, en los Kafkianos laberintos de un subsidio o de una plaza reformada que lleve el nombre de Cazadores Correntino, Malvineros o cualquier otra fórmula nominal que nos repare emocionalmente, pero que no alcance en su aspecto racional.

Debería ser muy amplia, debatida, pero a su vez, llevarnos a un veredicto concreto y específico, una suerte de junta, que nuestros políticos podrían convocar a tal efecto, para determinar desde que momento la Nación nos debe, bien podría ser desde antes de la constitución de la misma, es decir plantear por que no antes Organismos Internacionales, que ciertos imperios nos puedan resarcir ante el “Genocidio Guaraní (En Paraguay se esta estudiando esto mismo)” del que innegablemente hemos sido víctimas principales.

Pero claro que no podemos explicarlo todo en artículo, simplemente se pretende dejar en claro, lo interesante y necesario que nos puede resultar a la “Correntinidad” que nos pongamos a trabajar en esto, en este sentido (es decir independientemente de quién nos presida) y con la mayor participación de actores que puedan aportar, su visión, su conocimiento, y sus emotividades en algo que necesariamente nos incluye a todos y todas.

  

 


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