26 de abril de 2015

¿Una democracia cada vez más en riesgo?

Mientras asistimos a la orgía de elecciones y de procesos electorales y los ojos mediáticos/políticos e intelectuales, solazan las superficies de las sábanas en donde se lleva acabo el acto impúdico de contar y sumar, probablemente sean muy pocos los que se animen a penetrar y llegar, con ello, a la raíz del asunto, allende las fronteras del diario del lunes con el resultado puesto. Un resultado, que por ejemplo en Santa Fé, no se pudo obtener con las denuncias de fraude a cuestas, como también lo denuncio lo oposición en Salta. Pero no hablamos de resultantes, esta es la primera trampa que debemos sortear, la democracia inacabada, eleccionaria, que nos refriega la clase dirigente, va siendo horada en legitimidad, derrapando en una democracia incierta, en donde la cuestión o lo cuestionable, es que el sistema siempre nos ponga delante de las narices, a los hombres y las mujeres, tuteladas por un puñado de tipos que la tienen más larga, y que manejan lo electoral y por ende lo democrático, como si fuesen el botón de sus controles remotos de equipos tecnológicos.

Debemos aclarar, una vez más, cumpliendo ese absurdo apotegma, que los culpables no somos los carteros, los diagnosticadores (como los lúmpenes y drogadictos que golpean a los médicos en un hospital cuando estos les anotician de la muerte de un familiar) que más allá de que nos quepa o no el tilde de “resentidos”, de negativos o rencorosos (a las minorías perseguidas, siempre se les busco del poder darle una razón o argumento del porque esa persecución, hayan sido negros, judíos o maricas) la única pretensión que perseguimos con esta alerta, con esta advertencia, es la intención de vivir un poco mejor, o al menos, de no vivir peor.

Y esto, es lo que creemos que puede ocurrir en algunos años, si es que continúan, como todo lo indica, seguir forzando esta democracia inacabada o eleccionaria, en donde las fuerzas políticas, otrora instituciones de la democracia, han pasado a ser guetos del poder, desde donde se difumina, una lista, de tipos que revalidan, que continúan sus títulos representativos, o en el mejor de los casos se los transfieren a familiares o amigos. Para ello, construyen el ideario de tener sus propios partidos fuertes y  sanos, en donde paradojalmente no aceptan internas (en nuestra provincia ni siquiera tenemos PASO provinciales) ni para autoridades partidarias, en donde luego las listas electorales, salen de un consenso “amplio y participativo” en donde se sabe que el único que ha pensado en tal cosa, sin obrar en consecuencia, es el mandamás de ese partido, que pasa a ser un sello vacío de contenido real, pues ni siquiera en sus supuestas reuniones democráticas, la puesta en escena, puede siquiera juntar el 10% de afiliados (en la justicia existe un sinfín de denuncias de afiliaciones truchas, en una provincia en que los partidos se jactan de tener partidarios de decenas de miles) y venden, en medios debidamente pautados, también con dinero oficial, claro está, que tales reuniones, en que el mejor de los casos, superaron una centena de participantes, se definieron esas listas de unidad, que oh casualidad, bendicen la continuidad de los que están o promueven el surgimiento de personas que están desde hace tiempo detrás de la pollera o de pantalón del mandamás al que eligieron cobijarse.

El problema es que los que están afuera cada vez creen menos en esto, más cuenta se dan, de que son víctimas de una jugarreta, sostenida en el horror que fueron los años en los que no había democracia, pero ya son tres las  generaciones que nacen y se desarrollan en el juego de esta falacia representativa, y la clase dirigente, o la gran mayoría de ella, sólo se preocupa en gozar del placer orgiástico, de que esas listas conformadas por la arbitrariedad de unos pocos en el poder, se pongan en los cuartos oscuros, y que por obligación se convoque a la ciudadanía a optar entre los elegidos por los que tienen el poder, que no varían o muy poco, tanto estos como aquellos.

Algún día, esperemos, deseamos y trabajamos para evitarlo, se darán cuenta, llegará alguien, apoyado por cientos o miles (los números ya lo tienen, darse cuenta se dan cada vez más, sólo les resta organizarse y actuar) y echará a un representante desde su propio lugar de trabajo, tendrá a esos miles que apoyarán la gesta, a contrario del echado quién sólo tendrá o tiene el apoyo de quién lo puso, sí este tipo de acciones se repiten el mismo día en el mismo lugar, en al menos 50 instituciones representativas, esa fantasía o pesadilla traerá un millón de situaciones inimaginables, posiblemente fatídicas o fraticidas, pero será una consecuencia casi natural de lo que venimos planteando desde hace tiempo, la crisis de representatividad se va agravando, elección a elección y nuestros políticos lo mejor que pueden hacer es tomar cartas en el asunto, detenerse en el clímax orgiástico  que piensan, sienten y desean eterno, este sistema violado, ultrajado y vejado, ya parió la criatura producto del oprobio, se debe trabajar en consecuencia de lo contrario los tiempos de placer y goce pueden estar contados, para todos y todas.

 

 

 


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