14 de abril de 2015

Candidatos de pies de barro

¿Asistiremos nuevamente a ese espectáculo casi circense de cierta clase político, en donde además de los mismo, hacen su agosto, los menos escrupulosos de los comunicadores y los dueños de casas de ploteados y de imprentas? ¿Se repetirán esas caminatas por los barrios, cuál recorrida de emperadores romanos en terreno de bárbaros, ese tracking de campaña, con la parafernalia de banderas, gorros y calcos, un sincretismo entre los tiempos de unitarios y federales y la imposición del merchandising proveniente de Norteamérica, logrando el cometido del contacto con la gente, del besamanos hacia los funcionarios o candidatos, en definitiva esa eyaculación violatorio que da esperanza a cambio del pedido del voto, o de la toma del mismo, el croto seguirá en su condición, mientras los nombres se suceden como en un calesita, sin que las soluciones asomen como milagroso horizonte?.

¿Qué hacer? Se preguntarán los pocos que conserven ciertos escrúpulos; presentar la declaración jurada de bienes, bajar al papel, con nombre y apellido, a los aportantes financieros de cada campaña. Ni utópico, ni revolucionario, forma parte de nuestro compendio de normas lo peticionado. Hablarle al correntino, diciéndole que en realidad, no dependerá de quién llegue, la transformación de la realidad, que mentirosamente ofrecen. En todo caso, que el pobre deje de ser tal, depende más de la voluntad del afectado, y obviamente de las herramientas que le puedan ofertar, quienes conducen el estado. Los instrumentos, son los proyectos, las propuestas, los planes. Organizar a la comunidad, mediante cooperativas, micro-emprendimientos, generando industrias, como la del turismo, o volcando las acciones en campos de la producción, podrían ser, puntas de lanza de los candidatos que pretenden llegar a la administración. Pero claro, no se les cruza por la cabeza, piensan en el fondo que el cáncer se cura con aspirinas. La bolsita de alimentos, el plan disfrazado en programa que termine en “ar”, en el mejor de los casos, hablar mal de tiempos pasados, echar la culpa a los otros, tiene un rinde electoral mucho más positivo que el proporcionado por la soja a los productores del campo.

 

Cuentan con el apoyo irrestricto de una prensa mediocre, ávida de enfrentamientos mediáticos, o de divisas, que para el caso, lo primero es causa para lograr la consecuencia monetaria. Mercenarios de la comunicación, que transparentan los números del ratings, y los números de las encuestas, más no así el número de las pautas publicitarias que reciben.

 

 

 

¿Por qué no debaten públicamente los candidatos, entre sí en vez de amenazarse?. ¿Por qué eligen el barro de la cancha, y no la claridad de las propuestas?. Respuestas que mientras más pobreza y más analfabetos existan, menos interés tendrán en responder los protagonistas.

El tiempo, irrefrenable y sabio, se encarga de desnudar las debilidades, los que hoy piensan que por llegar sin propuestas, por simplemente acceder a lugares de poder, los responsables directos de la miseria y personeros del atraso que creen, que conseguirán la gloria por los votos, que secuestrarán a quiénes le han quitado todo, por una boleta más en la urna, a cambio de la consagración, se equivocan, abismalmente. Los que hoy, revuelven en la miseria, caminata mediante, para ser legislador o concejal, no lograrán la gloria de imprimir su sello en la historia. Podrán figurar en un manual escolar, que diga que de tal año a tal otro, se sentó el fulano de tal, pero estando tan cerca, dejarán pasar la posibilidad de dejar su huella impresa en los anales.

En caso de que ese barro, cubra las expectativas de una campaña sin propuestas, sin proyectos bajados al papel, con el cotillón de los afiches, los jingles de campaña, a los actuales candidatos del hoy, muchos seguramente ratificados por una democracia inerte, al verse sorprendidos por la vejez ya no tendrán ese tiempo, ni la  posibilidad de caminar los barrios, y quizá en esa ancianidad solitaria, los de hoy se pregunten (como lo hacen los de ayer) ¿y todo esto para qué?.         


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