18 de marzo de 2015

El arte y los Premios, y los Simulacros

El frenesí, casi el delirio de obtener premios como sea, porque «ser es circular» y sin circulación no hay fama. La fama a toda costa. ¿Adónde lleva la fama? ¿Al poder, al dinero? En el caso de los poetas de lo trivial se pasa a lo infame —y de lo sagrado de una misión, al terror de la vacuidad de los fines. Los medios se prestan a eso. Están «a la mano». Rudolf Eucken y
Winston Churchill fueron premios Nobel: Joyce y Proust, no. En todos los ámbitos la posesión demoníaca está dominada por el vértigo de la velocidad. Por Oscar Portela

Realizar una obra lleva tiempo, más que el tiempo de «una vida», pero “Los
Premios” acortan el camino. La hoja en blanco de Mallarme ya no causa
«angustias»: las computadoras se llenan de palabras —las aún vigentes— y los
«escritores» surgen por generación espontánea e inauguran nuevos tiempos:
los tiempos de «la producción a gran escala del producto literario».
 
Un ejemplo plausible: los premios literarios instaurados por los multimedios
en Argentina: ejemplo el Premio “Clarín”,  que permite saltar de la noche
oscura del alma  a las markesinas de los suplementos literarios, la TV. y
con más suerte a una adaptación cinematográfica , tratándose de una novela:
a la humanidad le gusta verse reflejada en el arte se afirma: habría que
preguntarse entonces porque la condena de los grandes creadores de todos los
tiempos a la locura, las enfermedades incurables o el suicidio,  desde
Rembrandt a Van Gogh o Modigliani, ( pintura), hasta los casos extremos de
Holderling, Kleist, hasta Artaud, Fijman, Celan  o a los desamparos de
Beethoven anciano suplicando prestamos bancarios para terminar “La Décima” 
- la gran ilusión - hasta Schubert, Schuman y Dvorack y tantísimos otros. ¿
De que arte se habla aquí?
 
Aclaremos: desde Dostoievky a Kafka, desde Conrad a Celine nadie quiere
verse reflejado en estos espejos. ¿ A que narcisos nos referimos entonces?.
 
Y cuando las Editoriales tienen lectores que son gerentes de las
multinacionales de la industria del libro,  no debemos hablar: ¿que es
Alfaguara sino un dispositivo de marketing para buscar más lectores en
Latinoamérica? Hoy nadie recuerda a escritores argentinos como María
Granata, Marco Denevi, Eduardo Gudiño Kieffer  preferidos de los suplementos
Culturales y la Editoriales Argentinas, cuando éstas lo eran. A partir del
“boom” de Isabel Allende la Argentina a entrado a una zona oscura. Y  si
Andáhazi existe es porque se le otorgó un premio “Fundación”. Duele decir la
verdad pero lo otro es solo "camelo". Y el arte en verdad no admite
simulacros.
 
Y SIN EMBARGO
 
Sin embargo los escritores de hoy —con fama y prestigio de elite— jamás
estuvieron tan lejos del poder y la tierra a pesar de la defensa de los
«humanismos», de los «manifiestos» y de las «internacionales» mundanas de
escritura testimonial.
 
¿Adónde se intenta o se quiere llegar? El pasado está ocluido y también sus
poderes, sobre quien intenta renovar el tiempo presente. El olvido a que
está sometida la fama es terrible en la sociedad mediatizada donde todo
objeto de «culto» es sólo un fetiche.
 
Y sin embargo proliferan los «concursos» y los Premios nadan en una pecera
color Hollywood. Desde Dante, la poesía y el pensamiento son por esencia
«civiles» y por ello los que escribieron lo hicieron para «hacer vida» —para
luchar por y contra sí— en el sentido de desenterrar los tesoros de la
memoria ocultos en los misterios del lenguaje.
 
Hoy se trata de las «marquesinas», del show business, de un tiempo
paralizado que creé moverse como un rayo. Ya llegamos, ya llegamos. ¿Adónde?
A derrotar a los moros con un jinete muerto en el caballo.
 


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