Ricardismo sin Ricardo
Ricardo parece estar viviendo sus meses más tranquilos de los tantos años, con interregno parental de por medio, como gobernador, lo paradójico, es que quizá esto se deba a que para muchos son los meses finales de un mandatario que ha resuelto quitarse el respirador político y dejarse consumir por lo perentorio de un poder que se le escurrirá por los dedos de aquí a 2017, como cuál niño que pretende conservar por largo tiempo un puñado de arena ante el embate de las olas del mar, el Gobernador, parece estar riendo pletórico de felicidad, sin embargo sabe, a diferencia del niño, que es una dicha efímera, apocada; por algo prepara su gran despedida electoral para este anticipado julio, en donde piensa, quiere y desea, despedirse con una goleada en términos electorales.
El problema, como decíamos, no es Ricardo, sino el ricardismo, pues en definitiva, salvo dos, que son los que más suenan como los delfines en sucesión, más las autoridades partidarias (esa fuerza de hombres de otras provincias, que manejan el comité provincial y de la capital) que han transformado a la UCR, con la obvia ayuda del gran Mestre, en un partido de poder, lo cierto es que el resto de la dirigencia, ha convivido con ese radicalismo que se puso al servicio del Pacto Autonomista Liberal, cuando se decía su más acérrimo enemigo, y más acá en el tiempo ha formado parte del peor gobierno de la historia reciente como lo fue el del primo.
No por casualidad, el ministro que retomó su estado público, cuando tejió el acuerdo con el Intendente Peronista (¿sabrá esto el jefe comunal, que se leyó este acuerdo, esta civilidad, como un éxito radical, y más puntualmente de un ministro determinado? Probablemente lo sepa, tiene al menos una lapicera con mucha tinta para designar colaboradores que le lean políticamente…) expresó, términos más, términos menos, lo que refrendamos como título, que la provincia necesita otro gobernador como Ricardo.
Claro, que esto, fue mal entendido, por la oposición, que sigue, sobre todo la del PJ del sello, atenta a la repartija de cargos o del botín menor, mientras hace más de cuarenta años le viene “judeando” cualquier partido que entienda dos o tres principios básicos de la política. Entonces los pocos que leen de política, creen que Ricardo está planteando su reelección encubierta, cuando en realidad, lo que está haciendo, es tratar de que el radicalismo tenga vida más allá de Ricardo.
En definitiva, y no porque sea una cuestión semántica, están buscando un Ricardismo sin Ricardo, pero los radicales deben entender, que esto puede significar que no sea un radical que lo suceda al mandatario, y esto mismo quizá ya lo asimile Ricardo, más no así el radicalismo.
En una de las opciones más claras, en caso de que el Presidente sea Massa, la ficha de Eco o del Ricardismo, inevitablemente caerá en el Presidente de la Cámara de Diputados, en caso de que no lo entiendan los radicales perderán la elección, con Scioli es el único con el que podrían tener problemas como para tener chances, de seguir tal tren y seguir conservando poder, más allá de los peronistas (aunque estos, los del sello, como dijimos, tienen problemas vocacionales, es decir de querer manejar poder, por tanto queda abierta la chance) sobre todo por el hombre del gobierno radical, el vice, que tejió una vinculación con uno de los hermanos de Daniel, que es como si una vendedora de lencería tuviera una relación con Karina, la esposa, en términos de poder nada, o casi nada. Con Macri, el radicalismo correntino podría tener su chance, claro que le será difícil manejar las contradicciones que le sobrevengan con Aguad (socio del jefe de gobierno y descuidista profesional en tiempos de comisionado interventor del municipio capital) con la base Alfonsinista del que se precian los que vienen votando indefectiblemente a la lista 3 (En el papelón electoral más grande del partido de Irigoyen, cuando Moreau saco el 2%, sí, dos por ciento en el único municipio del país en donde gano la elección fue en nuestra Yataití Calle, o más que nuestra de los Cardoso…) pero probablemente sea el escenario que más le convenga en cuanto a cómo caiga la ficha nacional.
De todas maneras y sin que esto dependa de lo que hagan o dejen de hacer los correligionarios, lo cierto es que, con autorización o sin ella, están y seguirán haciendo “Ricardismo sin Ricardo” pese a que todos los manuales, o al menos los libros de historia, como mencionábamos con el caso de Marx y los Marxistas y lo acontecido con Vandor, no señalen que este tipo de estrategias conduzca a destinos provechosos.
Recursos tienen, como para seguir contratando asesores que les digan sí continúa el color verde pasto, o se pasa al verde manzana, o darle un nuevo giro, como se le dio al slogan del aire fresco, al vamos para adelante (menos mal que dejaron de pasar ese spot, en donde el gobernador pasaba un auricular blanco al espectador, como si le estuviese dando un trabajo o dignidad…), pueden aprovechar también que la oposición, al menos en número, sigue como hace cuarenta años en el chiquitaje, pero habrá que ver si yendo contra lo que indican los manuales, podrán continuar gobernando la provincia, en el nombre del padre, sin que el padre este en la boleta, y menos en el sillón.
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