Jueves 28 de Marzo de 2024

Hoy es Jueves 28 de Marzo de 2024 y son las 16:44 - Traducen al francés texto de filosofía del derecho del correntino Francisco Tomás González Cabañas. / Terrile: "Hoy más que nunca ratificamos la realización de los Juegos Correntinos como política de Estado" / El concepto de la idoneidad y su significado en el ámbito del poder judicial. / Prueba / "Ensayo: El lobo de Gubbio o la bestia mística". / "Ensayo: El lobo de Gubbio o la bestia mística". / San Martín se hizo fuerte de local y le ganó el segundo clásico al Regatas / Orinados por Milei, preocupados por la boleta. / Inicia sus actividades el Observatorio del Poder Judicial en Corrientes. / Contundente respaldo al Paro y Movilización del 24 de enero. / Importante Reunión Peronista en la Ciudad de Buenos Aires / Dinámica imparable en Yacyretá / Inquietud ante el poder judicial por la imposibilidad que descansen en paz los restos de un legislador nacional correntino. / ¿Qué tenemos para celebrar en un nuevo día mundial de la filosofía? / Colegio de abogados. / "La transparencia en la justicia" / Los que se consideran líderes juegan a lo Poncio Pilato. / IMPORTANTE DECLARACIÓN DE DIRIGENTES PERONISTAS EN APOYO A MASSA / Patricio Maggio publica un importante libro sobre el peronismo / ¿Qué votamos el 19 de noviembre? /

  • 20º

ACTUALIDAD

20 de marzo de 2017

Proponen elegir por el voto directo de los vecinos a los delegados municipales.

Desde el Peronismo Moderno, de acuerdo a lo que exclamaron, se pretende profundizar la democracia, llevándola a una instancia mucho más cercana a lo cotidiano del ciudadano, alejándola de las prácticas de la política que separa y divide, de los operativos de prensa, de las chicanas y los atajos destructivos. El espacio de extracción peronista, considera que sería propicio, como saludable, institucionalmente, que los vecinos puedan elegir, vía voto directo, en la misma oportunidad, los delegados municipales que le correspondan a cada vecino de cada barrio. El modelo, expresan, es el de la Ciudad de Buenos Aires, que logro, por intermedio de la ley Nº. 1777 de 2005 una descentralización democrática y ágil en lo concerniente a trámites y atenciones que redujeron los laberintos burocráticos, generando una Ciudad más amable como participativa tras establecer las 15 comunas en las que Buenos Aires funciona más dinámica como democráticamente.

En la Ciudad de Buenos Aires, el distrito político del actual Presidente, la ciudad mediante la ley 1777, se organizó mediante 15 comunas; Las Comunas tienen competencias exclusivas y concurrentes con el Gobierno de la Ciudad. Entre las primeras, se encuentran el mantenimiento de las vías secundarias y los espacios verdes, la administración de su patrimonio, la iniciativa legislativa y la elaboración de su presupuesto y programa de Gobierno. Cada una tiene un órgano de Gobierno compuesto por la Junta Comunal y su Presidente. Los 7 miembros que componen a la Junta son elegidos por los vecinos en las elecciones y se mantienen en sus cargos por cuatro años. El Presidente de la Junta es aquel que obtiene la mayor cantidad de votos en los comicios. Además, cada Comuna cuenta con un Consejo Consultivo integrado por representantes de entidades vecinales no gubernamentales, partidos políticos, redes y otras formas de organización con intereses o actuación en el ámbito territorial de la Comuna. Este Consejo asesora a la Junta Comunal y también puede, entre otras cuestiones, canalizar las demandas, presentar propuestas y definir las prioridades.

En Corrientes, en función a las delegaciones municipales existentes, podría iniciarse un sistema de descentralización, que democratice el accionar de la Ciudad y la descentralice de forma tal que los ganadores de una elección sean siempre los vecinos.

Así lo afirman desde Peronismo Moderno, que se alista a realizar la presentación de este proyecto como de los restantes (tres anteriores ya fueron socializados) en acto público en breve.

Fundamentos de la iniciativa.

Estamos indiscerniblemente vinculados a lo democrático. El descentralizar la Ciudad y que los vecinos de cada barrio, puedan votar a sus delegados, como a una junta de asesoramiento, tiene que ver con esta necesidad de profundizar la democracia, precisamente con más democracia. Tal como lo expresa el escritor Correntino Francisco Tomás González Cabañas, somos seres democráticos y debemos consustanciarnos con ello:

El homo democraticus.

Desde el ordenamiento antropológico que inauguró el ciclo de caracterización de homínidos, con el salto de “Homo sapiens” la cultura, ha tomado para sí, esta categorización, especificando como característica peculiar o primordial del hombre contemporáneo, algún atributo a resaltar. Nacían las consideraciones semánticas, del homo  faber, homo academicus, homo tecnologicus y diversificaciones ad infinitum que hasta entonces no consideraron la presente; el homo democraticus.

El distrito del lenguaje, es el de mayor consistencia en donde se acendra la legitimidad de lo democrático; que por definición y hasta antológicamente, no sólo que es palabra, sino más que nada un juego (desde una perspectiva antropológica del homo ludens); político cómo discursivo, sólo existe un ámbito para disputar el poder (sí uno forma parte del mismo, sea como oficialista u opositor, no querrá disputar más que posiciones, pero nunca el poder de que las reglas sean otras) que es el ámbito del lenguaje, donde habita el ser de acuerdo a cierta corriente filosófica occidental.

La democracia es expectativa. La democracia no puede ser plenamente concretada, dado que en tal caso se transformaría automáticamente, en un absolutismo totalitario. En nuestra modernidad, el sujeto de la democracia, es el individuo. Así ocurre desde la composición de los contratos sociales, que unificaron todas y cada una de las expectativas de los suscribientes (expresando medularmente lo filosófico, saldando la aporía de lo uno y lo múltiple) en una voluntad mayor o estado, que mediante una representatividad, administra o ejerce ese poder que ha sido previamente legado. Extendiendo y más luego, renovando las expectativas, cada cierto tiempo, llamando a sufragio, a elecciones, a todos y cada uno de los contratistas, para que elijan a quiénes lo representen en la administración de esa cesión de derechos cívicos y políticos.

La democracia en ciertas latitudes, o el sistema político mejor dicho, avanza hacia lugares donde el soberano electo, posee un poder cada vez más limitado por la participación de los ciudadanos que incluso le pueden elegir hasta sus colaboradores o ministros, los programas de gobierno que tiene que ejecutar y las prioridades en la agenda pública. El desmadre de la tecnología o esta era nanotecnológica, de comunicación instantánea y vida tras una pantalla, es utilizada para estos fines, que podríamos decir que se ajustan un poco más a los relatos de las polis griegas y el ágora de las discusiones políticas, nominalizadas ahora como redes sociales o interfaces virtuales.

La democracia, esconde sus formas, maneras y metodologías totalitarias, en la perversidad engañosa de una aprobación, condicionada, por supuestas mayorías libres, que periódicamente, legitiman a un grupúsculo de privilegiados, que a gusto y piacere,  a diestra y siniestra, demuestran la condición líquida, difuminada de las leyes, que casualmente (en este ardid centra su energía nodal lo democrático, en que las reglas de juego parezcan de dominio público, cuando en verdad lo central se escribe en tamaño micro para los pocos que cuentan con lupas para detectarlo) siempre los benefician, perjudicando, por lógica a las mayorías que votan a sus victimarios.

Este sistema que ha encontrado en la política, la forma menos problemática del día a día de la mentira necesaria de la humanidad, hizo surgir a la democracia como alter ego de un sistema perfecto. En el mismo todos debemos decir, sentir y trabajar en una igualdad inexistente, en una similitud de condiciones para la letra muerta de lo que llaman ley, que luego será interpretada, por otro grupo de privilegiados que nos dicen cuanto les corresponde de castigo al que hizo expresa la ruptura con el pacto social, con el que se salió del acuerdo tácito del que está todo bien.

El sujeto histórico debe dejar de ser el individuo, para conveniencia de tal y para regenerar el concepto de lo colectivo. El sujeto histórico de nuestras democracias actuales debe ser la condición en la que este sumido el individuo. Independientemente de que estemos o no de acuerdo, desde hace un tiempo que el consumo (al punto de que ciertos intelectuales, definan al hombre actual como El homo consumus) y su marca, o registro, es la medida del hombre actual, como de su posicionamiento o razón de ser ante la sociedad en la que se desarrolla o habita. Somos lo que tenemos, lo que hemos logrado acumular, y no somos, mediante lo que nos falta, en esa voracidad teleológica o matemática de contar, todo, desde nuestro tiempo, a nuestra infelicidad. Arriesgaremos el concepto de una existencia estadística, en donde desde lo que percibimos, de acuerdo al tiempo que trabajamos, pasando por lo que dormimos, o invertimos para distraernos, hasta los números en una nota académica, en un acto deportivo, en una navegación por una red social para contar la cantidad de personas que expresan su satisfacción por lo exteriorizado, todo es número. Nos hemos transformado, en lo que desde el séptimo arte se nos venía advirtiendo desde hace tiempo en sus producciones de ficción. Somos un número, gozoso y pletórico de serlo. El resultado final de lo más simbólico de la democracia actual, también es un número (el que obtiene la mayoría de votos) sin que esto tenga que ser lo medular o lo radicalmente importante de lo democrático.

Entrar en este tipo de disputas, de micromundos acotados, de facciones que terminan planteando guerras de egos, ha sido el campo de un libro de Pierre Bordieu; El homo academicus. Nuestro propósito, sin embargo, es del prestar atención a todo aquello que sucede dentro del significante de lo democrático. Especialmente en las circunstancias electorales, que es por antonomasia el clímax de la democracia.

Lo democrático no perdería su razón dinámica de generar expectativas, pero la misma no nadaría en el inmenso océano de la abstracción. Al disponer como eje representativo de lo democrático, como sujeto histórico, a la condición en la que está sumido el hombre, y no a su nominalidad estaríamos logrando una modificación sustancial e inusitada. Sin embargo, todo el andamiaje político continuaría con sus estructuras, sea partidocráticas, representadas por el sujeto político. Que deberán eso sí, plantear a la comunidad que pretenden representar, las formas y maneras, de cómo lograran el cometido que les impele la nueva definición de la democracia, es decir bajo qué proyectos y propuestas, lograrán reducir el número de pobres (tal como eje principal) en sus respectivas comunidades, para subsiguientemente proponer en todos y cada uno de los campos, en que el colectivo ciudadano, vea o considere amenazada, su plan de vida (básicamente sus derechos humanos, a educarse, trabajar, divertirse), sus planteos que serán sometidos a la consideración pública en elecciones, tal como hasta ahora, pero con una modificación nodal y sustancial, que es la planteada de cambiar el sujeto de lo democrático, instaurar el voto compensatorio (http://www.editorialrove.com/index.php/biblioteca-menu/no-ficcion/ensayos-menu/1045-redefinicion-del-contrato-social-voto-compensatorio ) y gestar un sistema de organización social y político, que trasciendo lo fenoménico, lo desiderativo de lo democrático, que sólo es condición necesaria, pero no suficiente para que desandemos nuestra humanidad en el laberinto de esta vida.

 

 

 

 

 

COMPARTIR:

Comentarios

Escribir un comentario »

Aun no hay comentarios, s�� el primero en escribir uno!