Ate y sus cachorros.
La asociación de trabajadores del estado (Ate), mediante el accionar del área, departamento, espacio o como solidariamente se quiera denominar “Comunicación Corrientes” (cuyos envíos provienen de una cuenta de correo electrónico [email protected]) incumple, palmariamente el artículo 4 de su estatuto que taxativamente dispone: “La Asociación Trabajadores del Estado respeta toda idea política o filosófica, creencia religiosa, no permitiéndose la discriminación racial, aceptándose por igual en el afiliado la libertad de sus ideas y/o creencias” dado que desde hace meses, se propalan artículos políticos, literarios, desideratas, manifiestos, editoriales, columnas de opinión, firmadas por el mismo sujeto (cuya exquisitez como hilaridad narrativa, se destacan en un campo desierto de talentos que pongan en papel la valía de sus consideraciones, que sin embargo no están en juego ni en cuestión, ni en sus logradas musicalidades de forma ni en sus discutibles posiciones políticas, que al final del día siempre terminan convalidando o brindando gratuita legitimidad a lo que se dice enfrentar u oponer) entronizándolo en los medios de comunicación que poseen verdadera como condicionada relación con Ate, para que tales escritos se publiquen, se difundan, se viralicen, merced y producto del esfuerzo de todos y cada uno de los afiliados de una asociación de trabajadores, que ipso facto, está siendo tutelada, imbricada, por cada giro literario, por cada vocablo, afrancesadamente dispuesto por el escriba, promocionado, avalado, sponsoreado por una institución que se dice representar los derechos de los trabajadores, pero que en este caso, actúa conforme a la lógica empresarial, más furibundamente individualista, clasista y empapada en los principios más salvajes de la dinámica diabólica dimanada del neoliberalismo.
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