De los candidatos o los feminicidas de lo democrático.
Todos aquellos que se expresen, formulando sus deseos personalísimos, como si fuesen razones de peso o una argumentación sobrada, para arribar a un lugar determinado del poder (acudiendo al golpe cínico que propicia la falacia de direccionar el mensaje a la emotividad del receptor, esgrimiendo su sacrificio, su capacidad o preparación para llegar a una meta personal) trasladando o transfiriendo el éxito que pudo haber tenido en una actividad previa (usando al destino, al azar y hasta los designios providenciales, y en vez de ser agradecido y responsable, entendiendo de tal forma que en el mundo todos podrían tener posibilidades en tanto y en cuanto quienes ya han accedido a determinadas conquistas, no se enquisten ni pretendan perpetrar en las mismas) abusando de tal prerrogativa, para a sabiendas e intencionadamente, engañar a los demás plantándose ante la comunidad como si fuese un salvador, un elegido o ser superior, se constituye, sin duda alguna en un ser temerario para el sistema político-institucional. Estos golpeadores, abusadores, feminicidas de lo democrático, son a los que el propio gobernador a dirigido su mensaje para que cuiden de la democracia. Les está diciendo, a muchos que tiene a lado, como en frente, que se dejen de violar y ultrajar a un sistema que tiene como finalidad el bien común, la discusión de proyectos, de ideas, de programas, de ideas, de formas de pensar y de hacer, y no, en su develación diabólica, de ir exactamente por lo contrario, horadando lo colectivo, para que todo un sistema de organización se reduzca a la simple, vana y totalitaria discusión de nombres y apellidos por lugares en el poder.
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