Quiero un lugar en el gabinete nacional.
Tal parece ser la frase de momento, el exordio, el pedido, la solicitud, en verdad la clemencia, el grito desesperado de gran parte de la clase política vernácula que aguarda del pope mayor, que tras el manto protector (dialéctico), que en este caso no es precisamente el de la virgen morena, y con el inexpugnable argumento de la sangre derramada en Malvinas por parte de correntinos, le saque al Presidente, como cumplimiento de la “cuota societatis” la ratificación que convierta a varios de ellos en el selecto grupo del funcionariado nacional, que además de sueldo jugoso, brinda en nuestro sistema político, mayor consideración mediática (es decir que existas para el ámbito de la comunicación), el pago por parte del estado, en este caso nacional, de nafta, oficina, celular, gastos de representación, viajes, es decir el arropamiento, la investidura de quién está un paso más delante. Parámetros o referencias (no hablamos de concursos públicos ni mucho menos, la experiencia de la elección del defensor del pueblo, en donde no se dieron los resultados de ninguno de los test, es hasta vergonzante comparado con las pseudo democracias del cuerno de África) para ser designado, ni lo sueñe, por más que a nivel nacional se haya planteado de méritos o de capacidades para mejores. En Corrientes, el reparto es como siempre, a la vieja usanza, los funcionarios provinciales, escalarán el paso nacional, acopiarán la cucarda de los 40 millones, por haber sido fieles y leales a un gobierno provincial que va por las dos décadas, que sin duda ha cambiado la realidad, no sé sabe de cuantos del millón de correntinos, pero claramente la de ellos mismos, exponencialmente.
Seguinos
3794399959