La territorialización “política-electoral” y la desterritorialización filosófica.
Seguir creyendo aún que una elección se puede ganar bajo los viejos y perimidos dispositivos de las maquinarias electorales aquilatadas en las prácticas más nefastas de dádivas, condicionamientos y prebendas, es un craso error, para quiénes así la puedan continuar asumiendo y ejerciendo. Sobre todo, o especialmente en lugares o sitios, en donde las masas ingentes de ciudadanos, las hordas supervivientes, se reconocen por la creencia o el deseo, pertenecientes a una clase media, que puede fugar de los encasillamientos feudales de los que eran presa hasta no hace mucho tiempo atrás. El caso testigo y reciente, es el conurbano bonaerense, la tercera sección electoral, que dislocó su comportamiento electoral, abandonando su relación simbólica con el espacio o significante del “peronismo” regenteado por los barones y sus herederos de casta, al mando de la sucesora de la abanderada de los humildes.
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