Lo decíamos desde esta tribuna, cuando iniciábase Mayo del presente año: “¿Sí el valor de la paz social, es quebrada, mediante protestas, rayanas con lo legal, cuasi o simbólicamente violentas y bien fundamentadas, de un grupo de “ciudadanos” no le estarán acaso, allanando el camino a Ricardo, para un operativo clamor, en donde sólo el pueda garantizar a paz social que tanto esgrime como logro? Que esto pueda suceder y por ende que Colombi, pueda tener una chance de reelección, dependerá de él mismo, de que no se asuste de lo que nunca podrá controlar, que es el pensamiento político, llevada a cabo en la acción, que a veces podrá estar en su mismo camino y otras no.

A horas del supuesto día D, esa es la virtud táctica, con la vieja estrategia de Colombi, hacerle creer a la oposición que se está jugando su vida política el miércoles venidero cuando se trate la reforma en la cámara baja, cuando en verdad ya se entregó a Macri, tutelando a Valdés como sucesor oficial, para darle vida al republicanismo que pretende y necesita Macri, como la Argentina, para seguir sosteniendo la vida supuestamente democrática. Por eso recordamos, también está vieja estrategia, aplicada por Menem y Kirchner en sus distintos momentos, con Catamarca y Santiago del Estero. Es lo que hizo el Macrismo con el Juez Oyarbide, haciéndolo renunciar, para no enjuiciarlo y haciéndole creer a la clase media que no ejerce influencia indebida en la justicia o no “opera” en el poder judicial. Tal vez Montesquieu, el teórico de los contrapesos de poderes, no vea tan mal, este tipo de suspicacias, pero en sus consideraciones que dejo por escrito no las dejó expresadas.

Continuando con los teóricos de lo democrático, tampoco Rousseau, el del Contrato Social, consideraría que en Corrientes, como en Formosa, pudiera existir una voluntad general (final simbólico de lo colectivo o de lo democrático), dado que esta tiene como condición necesaria que se dé “entre iguales”, en palabras del Ginebrino, que nadie tenga tanto como para proponer la compra de otros que tengan tan poco como para aceptar la oferta de ser comprados.

Es decir, Macri y sus ceos, como todos los Presidentes democráticos y no democráticos, supieron que en la mayoría de las provincias en donde la pobreza arrecia, y es parte natural del paisaje, no existe nada parecido a democracia, y lo único que la sostiene es el llamado cíclico a elecciones, cada dos años. Y como si fuese poco, los sultanes o feudales a cargo, llevan a cabo todo tipo de trapisondas morales y endemoniadas que ninguna mente iluminada puede terminar de defender. Conclusión, ante cada Presidente nuevo, electo por la mayoría democrática del país (en realidad, las clases medias de Buenos Aires, parte del Conurbano, y Ciudades como Rosario, Mendoza, Córdoba, Mar del Plata y Bahía Blanca, que son las que además son manipuladas por los medios que se llaman nacionales, por ello todos los operativos políticos comenzaron y comienzan en las set televisivos de la gran urbe del puerto que transmite a todo el país) algún feudal tiene que caer, como para “ordenar la tropa” como mensaje simbólico al resto de los feudales, en términos de Macri, sería “Paren la mano”. Gildo tiene todos los números comprados, Colombi, se los saco de la mano y hasta entregará la mano.

Lo único que podría enterrarlo, y paradójicamente, salvarlo, en términos de continuidad política, es que el día que sesione la legislatura para tratar la reforma, el clima social se termine de enturbiar, fogoneado por opositores y por desestabilizadores profesionales. Que las protestas programadas, terminen con algún herido de consideración, que surja la escolar amenaza de bomba al palacio de leyes para evitar el tratamiento del proyecto reformista, que la denuncia de una compra o del apriete evidente a un legislador, genere que el foco de las cámaras nacionales se posen en Corrientes, puede ser también contraproducente para los opositores que podrían estar fogoneando esto mismo.

Ricardo podría erigirse como el único capaz de reponer la paz social ante la supuesta armonía quebrada. Lo escribió Maquiavelo, también Rousseau, que habilitada las dictaduras en tiempos de crisis sociales de las repúblicas.

La cuestión de la violencia social, es que cuando se la azuza nunca se sabe cómo se termina, pero, paradójicamente, siempre es rectora de un nuevo orden, de una paz tras la debacle, en última instancia, es el principio y el fundamento de la ratio, nos guste o no, o lo que es peor, le tengamos miedo o nos sintamos  seducidos por ella.